Cada día más se ve como los seres humanos
buscan espacios de recreación, de meditación y lugares donde el tiempo se
detenga y se pueda luchar contra el estrés y la rutina cotidianos que generan
mucho cansancio físico y mental así como saturación y pérdida de valores e
interés por las cosas simples. En medio de la ciudad de Buenos Aires es posible encontrar un atractivo que nos relaje y deleite con su belleza.
El Jardín Japonés de la ciudad de Buenos
Aires representa un lugar ideal donde se puede lograr todo ello. Un espacio único en Argentina construido en 1967
cuando el emperador de Japón Akihito visitó la Argentina. Se trata de un
complejo natural, ambiental y cultural ubicado en la zona de los bosques de
Palermo, más precisamente tiene su ingreso en la intersección de las avenidas
Figueroa Alcorta y Casares.
Este complejo evoca a la belleza de la
naturaleza. En el predio hay varios lagos llenos de peces Carpa de variados
colores a quienes los visitantes pueden alimentar. Además, tiene puentes cada
uno con un significado como Puente de Dios que representa el camino de todos
los mortales al paraíso y el Puente Truncado que conduce al lugar de los
milagros.
Administrado por la fundación cultural
argentino japonesa, se cobra entrada a todos los visitantes y los fondos son
devueltos al complejo en forma de obras de inversión y mantenimiento. En su inmenso jardín se pueden apreciar
viejísimos árboles autóctonos argentinos como la Tipa y el Palo Borracho así
como una amplia variedad de plantas japonesas como las Azaleas.
Adornado también con figuras que evocan
personajes de origen japonés y más específicamente samurái, este lugar es el
sitio de encuentro para todas las festividades típicas del país oriental. El amplísimo lugar, también cuenta con un
espacio cerrado que contiene un centro de actividades culturales, un
restaurante, una casa de té, un vivero donde comprar bonsáis y un comercio para
adquirir artículos varios como regalos, libros, etc.
El centro de actividades culturales y
educativas brinda habitualmente talleres de digitopuntura, reflexología,
nutrición, fitoterapia entre muchos otros. Se brindan charlas sobre alimentación
tradicional japonesa, las bondades del té y se dictan cursos de bordado japonés
y paisajismo acuático entre otras. Además de ofrecer exhibiciones de Sumo, de
“té en bandeja” y de orquídeas.
Como datos útiles se puede mencionar que el
parque está abierto todos los días de 10 a 18 hs y que hay muchas posibilidades
de ómnibus para llegar: 15, 37, 59, 60, 67, 93, 95, 102, 108, 118, 128, 130,
141, 160 y 188. También se puede arribar en subte de la línea D partiendo de la
Estación Scalabrini Ortiz y luego caminando ocho cuadras.
El Jardín Japonés atrae por su belleza
natural, los colores de su jardín pero también porque busca una armonía de
cuerpo y alma. Es por eso que muchos porteños pasan tardes en este lugar
meditando, reflexionando y, en definitiva, tratando de lograr el equilibrio
entre cuerpo, cabeza y alma que promueve la cultura oriental.
Realmente vale la pena experimentar una tarde
entre amigos, en pareja o simplemente en soledad en este fantástico lugar para admirar
la grandeza de nuestra madre tierra, para valorar todo lo que se nos brinda a
diario con tal sabiduría que solo escapando de las cosas banales de la vida
cotidiana se puede apreciar.
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