Murallas
de Fuego se le llama comúnmente al paisaje que se puede ver al oeste de La
Rioja realizando el recorrido desde la Capital hasta Villa Unión, pasando por
Los Colorados, Chilecito y la antigua estación abandonada La Mejicana. Enormes
paredones en diferentes tonalidades de un rojo intenso sobresalen de la tierra
y se van imponiendo poco a poco hasta terminar atrayendo todos nuestros
sentidos.
Por
más de 100 kilómetros al oeste de la provincia de La Rioja existe un atractivo colosal marcado por profundos valles y desfiladeros, por allí se puede realizar
un espectacular viaje entre las
cornisas. Murallas de Fuego hace pensar en un camino de peligro, y esto
da lugar a imaginarse en el color del fuego o de la sangre, el rojo. Por eso,
al principio del recorrido es que muchos trapos rojos cuelgan a la vera de la
ruta, en honor al gauchito gil que acompaña este camino de más de 800 vueltas
cerradas.
Para
realizar toda la travesía partiendo de la ciudad de La Rioja, se debe tomar la
ruta 38 rumbo a Chilecito. Conduciendo en paralelo a la Precordillera se llega
a la localidad de Patquía y allí se debe tomar la ruta número 74 con rumbo
noroeste.
Ahora,
este majestuoso paisaje de las sierras Riojanas aparece de frente como un altar
que se eleva y se llega a la formación Los Colorados, que se levanta como una muralla gigante.
Toda
lo que se ve es una postal donde se conjugan los colores que dan la apariencia
de La Rioja árida, todo es una pintura realizada por un pintor invisible.
Dejando
atrás Los Colorados, aparece el inmenso Cerro Famatina y se pueden comenzar a
ver casas de barro a los costados de la ruta, personas a caballo y estaciones
de ferrocarril abandonadas. Pasando los pueblos de Vichigasta y Nonogasta y se
llega a un cruce donde finaliza la ruta 74 y se cruza con la 40. Allí hay dos
opciones: doblar para llegar a la Cuesta de Miranda o seguir por la ruta hasta
Chilecito para parar, descansar y visitar los restos del antiguo cable carril.
Allí, en la ciudad de Chilecito, se puede visitar el Museo de la Minería y
conocer lo que significó la “mina de oro de Famatina” a principios de siglo XX
ya que una compañía inglesa invirtió fortunas en un sistema muy sofisticado
para extraer mineral mediante vagones y un cable carril para subir y bajar las
vagonetas que podían cargar 250 kg cada una. De todo ello hoy solo quedan
ruinas.
A
la tarde se puede desandar una parte del camino y volver a cruzar Nonogasta por
la RN 40 rumbo a Cuesta de Miranda. El camino se encuentra asfaltado hasta el
km 49, luego, por 10 km aproximadamente, es de arcilla asentada perfectamente
transitable.
Cuesta
de Miranda es una obra de arte de la naturaleza, una cumbre de más de 200
metros de altura, de un color rojo infernal y con un mirador que se llama
“Bordo Atravesado”. A los pies de este impactante paisaje se puede ver lo que
los valientes y aventureros se atrevieron a cruzar, un camino casi como un
laberinto, lleno de cumbres, fosas, precipicios y zonas peligrosas.
Durante
todo el camino, los colores son impactantes, se conjugan el rojo (siempre
presente) con el verde de los retamos, chañares y algarrobos; también con el
color blanco de las montañas nevadas de Famatina o de los Cardones y con el
celeste del cielo.
Realmente
un programa sin desperdicio constituye la expedición a las Murallas de Fuego,
en el que uno se siente en el medio del todo y la nada a la vez, una pequeñez
en tanta inmensidad y tanta belleza. Si viaja a La Rioja y tiene la posibilidad
de realizarlo, no dude en hacerlo.
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